Reciba El Perdón De Dios // Predicador Jose Perdomo

 
 

INTRODUCCIÓN:

Cuando usted cree erróneamente que Dios es duro con usted por sus fallos,

inevitablemente será duro con la gente que le rodea, y lo más importante,

terminará siendo realmente duro con usted mismo.

Las personas que se tratan a sí mismas con dureza no se pueden perdonar los

errores que han cometido en el pasado. Tristemente, terminan castigándose, lo

sepan o no. Algunos terminan cortándose y dañándose físicamente. Algunos se

dan atracones de comida o caen en el abuso de sustancias. Otros se dejan llevar

por sus apetitos sexuales y se descontrolan, hiriéndose no sólo a sí mismos sino

también a sus seres queridos, todo porque responden a un instinto de castigarse,

aunque sea de manera inconsciente.

Es un círculo vicioso de derrota. Cuanto más difícil les resulta perdonarse,

más daño se hacen con todo tipo de conductas y más terminan atados por varias

adicciones destructivas. Esto lleva incluso a más culpa, lo cual a cambio les lleva a

castigarse aún más, y el círculo continúa.

Por eso creo que la raíz principal de muchos hábitos pecaminosos, temores y

adicciones puede remontarse a la condenación. Quiero hablarle hoy acerca de la

condenación como la raíz de la derrota, para ayudarle a recibir el perdón de Dios

en esas áreas de tal manera que pueda salir de su círculo de derrota y entrar en un

nuevo círculo de victoria.

¿Está viviendo hoy con algo de culpa y condenación que aún no ha resuelto?

Tengo buenas noticias para usted. Cuando usted entiende que el corazón de Dios

no está en condenar sino en perdonar, ¡su vida entera puede dar un giro para su

gloria!

Muchas vidas han sido transformadas cuando han dado un paso pequeño de

fe para creer en la gracia de Dios y recibir su perdón. En vez de castigarse por sus

errores y descalificarse a sí mismos, esas personas comenzaron a corregir sus

creencias y a recibir el perdón de Dios viendo a Jesús llevar su castigo.

Comenzaron a ver al Salvador haciéndoles aptos para recibir cada bendición de

Dios para sus matrimonios, familias y carreras.


NOTAS:

1.Usted es justo en Cristo

Romanos 5.1–2 (RVR60) “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con

Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada

por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza

de la gloria de Dios”.

La creencia errónea que tienen muchos creyentes es que se vuelven a

convertir en pecadores siempre que fallan. Así que viven su vida cristiana con

inseguridad y condenación.

A veces piensan que son justos, a veces piensan que son pecadores. Creen

equivocadamente que su justicia depende de cómo se comporten ese día. Esto los

lleva a una grave crisis de identidad. No es de extrañar que no vean los beneficios

que Jesús ya compró para ellos en la cruz. Encuentre su identidad justa en Jesús.

Usted es salvo y hecho justo por la gracia mediante la fe. Como creyente,

seguirá cometiendo errores, seguirá fallando y seguirá siendo tentado. De vez en

cuando caerá en pecado, pero el hecho de haber pecado no le hace ser de nuevo

un pecador. Usted ha sido comprado y redimido por la sangre de Jesús, y en Cristo,

sigue siendo la justicia de Dios incluso cuando caiga. ¿Por qué? Porque su justicia

no es el resultado de su correcta actuación, sino el resultado de su correcta

creencia. Es un regalo de Dios, no algo que usted puede ganar mediante la

obediencia, el bien hacer y la perfección intachable. Por eso puede tener seguridad

eterna, ¡sabiendo que es salvo por medio de Jesús y no por sus propias obras!

Ahora miles de creyentes están experimentando la victoria sobre la

tentación, sobre la culpa, sobre la adicción y sobre el pecado. Creyentes de todo el

mundo están teniendo victorias sobre el pecado al encontrar su identidad de

justicia en Jesús.

Estos son creyentes que saben que no son justificados por sus propias obras,

sino justificados por la sangre de Jesús. Son creyentes bajo la gracia, donde el

pecado no tiene poder en sus vidas.

2.Usted esta bajo la gracia

Romanos 6:14 dice: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues

no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.

¿Se da cuenta de lo poderoso que puede ser vivir consciente del perdón de

Jesús? El pecado no tiene dominio sobre su vida cuando está usted bajo la gracia.

El pecado no puede arraigarse en su vida cuando está establecido sobre el perdón

de Dios.

Recibir su perdón le lanza a un ciclo de victoria sobre el pecado, mientras que

quienes reciben condenación por cada mal pensamiento de su mente entran en un

círculo interminable de derrota. ¿Ve la diferencia?”

Entonces el pecado no es el asunto a tratar. El asunto a tratar es entender la

gracia de su maravilloso Señor y Salvador. Hay descanso cuando sabe que no hay

nada que pueda hacer para ganarse el perdón de Dios. Abandone su propia

justicia, lo cual la Biblia describe como “trapo de inmundicia” (Isaías 64:6), y con

sus brazos y su corazón abiertos, ¡reciba el perdón de Dios!”

La clave para salir del círculo de pecado y derrota es recibir y dejar de

flagelarse. Recibir y dejar de castigarse porque sus pecados ya han sido echados

sobre el cuerpo de Jesús, nuestro hermoso Señor y Salvador. Por eso no es extraño

que al evangelio se le llame buenas nuevas.

3.La gracia supera la ley

Romanos 8.3–4 (RVR60) Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto

era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y

a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se

cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al

Espíritu.

Cuando usted entienda la gracia y el perdón de Dios, entenderá la diferencia

entre obligación y relación. Bajo el nuevo pacto de la gracia, la motivación para

vivir correctamente es diferente. Bajo la ley, vivir correctamente se llevaba a cabo

por obligación religiosa. Bajo la gracia, todo lo que hacemos hoy nace de una

motivación interna que fluye directamente de una relación de amor con Jesús.

Dios no es legalista. Él no quiere que usted lea su Palabra sólo porque Él lo

dijo. Él quiere que usted experimente su amor y pase tiempo en su Palabra porque

usted quiera disfrutar de su dulce presencia. La acción externa puede ser la misma:

dos personas pueden leer la Biblia. Sin embargo, uno puede hacerlo por obligación

religiosa, mientras que el otro está internamente motivado por el amor de Dios.

Uno lo hace para intentar ganar el perdón y la aceptación de Dios; el otro lo hace

porque sabe que ha sido perdonado. Uno lo hace por legalismo; el otro lo hace por

una relación. La realidad es que cuando usted no lee la Biblia, no debería sentirse

culpable; debería sentirse hambriento.

El énfasis está en el amor de Jesús por nosotros. Todo lo que hacemos hoy

bajo el nuevo pacto de la gracia brota de nuestra relación de amor con Jesús. Su

amor tiene que funcionar primero en nosotros.

Así es como somos transformados a su imagen. ¿Quiere ser más paciente?

Medite en lo paciente que ha sido Jesús con usted durante todos estos años.

¿Desea ser más perdonador hacia su esposa? Entonces satúrese con pensamientos

del perdón de Él por cada fallo que usted tenga. Piense en cómo Él estuvo ahí para

levantarle cada vez que usted titubeó, sin juzgarle ni condenarle, solo amándole.

Cuando usted centre su corazón y su vida en Jesús y su perdón, superará

incluso lo que la ley demanda de usted. La ley dice: “No codiciarás”, pero no puede

mandarle ser generoso. Sólo la gracia le hace ser generoso. La ley dice: “No

matarás”, pero no puede poner amor y perdón en su corazón por alguien que le

ha hecho algo malo. Sólo el amor y el perdón de Jesús puede hacer eso en su

corazón y transformarle para amar y perdonar a sus enemigos y a quienes le han

ofendido. La ley dice: “No cometerás adulterio”, pero no puede poner pasión,

amor y perdón en su corazón por su esposa. ¡Sólo Jesús puede hacerlo!

Conclusión

Ahora quiero animarle a entregar al Señor la culpa y la condenación

acumuladas por los errores que haya podido cometer durante los años.

¿Quisiera usted hacer esta oración conmigo?

“Señor Jesús, no quiero vivir así más tiempo. Hoy suelto en tus manos de

amor mis fracasos, pecados y errores. Y recibo tu perdón en este instante en mi

corazón. Gracias por tu preciosa sangre que me lava y me hace más blanco que la

nieve. En este instante estoy firme sobre tu justicia, favor, gozo y paz. En el nombre

de Jesús. ¡Amén!”

Es una oración sencilla pero poderosa. Le animo a hacer esta oración cada

vez que falle y sienta culpa y condenación en su corazón. Deje de castigarse: su

respuesta se encuentra en la cruz de Jesús. Le prometo que cuando acuda a Jesús

y se acuerde de lo perdonado y justo que es en Cristo cada vez que no dé la talla,

comenzará a vivir como la persona perdonada y justa que Jesús le ha hecho.”


PREGUNTAS PARA LA APLICACION:

1. ¿Qué es lo que mas le llamo la atención?

2. ¿Hay algo nuevo que aprendió?

3. ¿De que manera le ayudo este tema?

 

Comente su testimonio y lo esperamos en nuestro proximo servicio!

Jonathan RomeroComentario